viernes, 28 de enero de 2011

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Cuentan de uno de los grandes hombres del siglo XX, George Bernard Shaw, que cuando cierta persona fue a conocerlo, un artista muy creativo, novelista, vio tal profusión de hermosas flores en el jardín de Shaw que no daba crédito a sus ojos. Al entrar en la casa no vio ni una sola flor. Le dijo:
—Qué curioso… Con tantas flores y tan bonitas en el jardín… Podría cortar unas cuantas y ponerlas en un jarrón.
Shaw replicó:
—También me encantan los niños. Son tan hermosos como las flores, pero no les corto la cabeza para decorar mi salón. Las flores se abren, danzan en medio de la lluvia, con el sol, al viento. Están vivas. No soy carnicero; no podría arrancar una flor de su fuente vital, y además no me gustan los cadáveres en mi salón.
Tenía razón. Era un hombre sensible, muy sensible”.

jueves, 20 de enero de 2011

PoeMa

To my Mother

Because I feel that, in the Heavens above,
The angels, whispering to one another,
Can find, among their burning terms of love,
None so devotional as that of “Mother,”
Therefore by that dear name I long have called you
You who are more than mother unto me,
And fill my heart of hearts, where Death installed you
In setting my Virginia’s spirit free.
My mother my own mother, who died early,
Was but the mother of myself; but you
Are mother to the one I loved so dearly,
And thus are dearer than the mother I knew
By that infinity with which my wife
Was dearer to my soul than its soul-life.